01 noviembre 2009

Shi

Mi primer contacto real con la muerte fue en 1996. Después de varios meses de agonía mi abuela murió. Recuerdo el teléfono sonar en la madrugada; a mi madre despertándome; las 4 horas de carretera rumbo a Guanajuato y el silencio que reinó durante todo el viaje.

Ese fue el primer funeral al que asistí y paradójicamente fue muy bello. En los pueblos pequeños y tradicionales los funerales son verdaderas "fiestas". Flores, música, comida, un ataúd en el centro que nunca me atreví a mirar, gente yendo y viniendo, conversaciones susurradas, rezos. Después el cortejo fúnebre parte al panteón; ahí los músicos cantan mientras el ataúd de Ramona se cubre de tierra, en ese momento las lágrimas hacen su aparición.

Fue entonces cuando la muerte, ese concepto abstracto y lejano, para mi adquirió significado. La conciencia de lo finito del ser humano, de lo efímero de nuestra existencia. Sólo somos un parpadeo en la historia del universo.




Mi percepción sobre la muerte no ha cambiado mucho; sólo que ahora creo en la reencarnación y en la resurrección de los muertos vivientes.

1 comentario:

Taquero Narcosatánico dijo...

En esto últimos dos años he tenido muy de cerca a la muerte. No es algo con lo que se aprenda a vivir, pero es parte de todo el paquete y ni modo.