05 diciembre 2009

Al sur

Para mi senpai

Pues bien, al fin estamos aquí. Ya no es necesario que nos devoremos todos esos libros; no más pláticas de la música, las costumbres o de la dictadura. Ahora que estamos en Chile lo podemos conocer por cuenta propia.

Quién iba a imaginar que viajar al sur era tan complicado, esas ocho horas de vuelo aún se sienten en mi espalda. Pero todo sea por llegar a la patria de Tulio Treviño. Y mejor ni nos acordemos del impuesto que nos cobraron para entrar que nos dejó 23 dólares más pobres. Yo que creía en la Latinoamérica unida y sin fronteras.

Aquí el sol parece diferente, tiene cierto aire sombrío; quizá sea porque estamos en otro hemisferio y eso hace que las cosas se vean desde otra perspectiva. Y qué razón tenían Los Simpsons, el agua gira hacia el otro lado, así que cada vez que veo el retrete no puedo evitar cantar: Qué lejos estoy del suelo donde he nacido. Pero curiosamente no me siento tan alejada de mi país, quizá se deba a que en el fondo son muy parecidos a nosotros. Claro, ellos hablan más fuerte y rápido lo que hace que en ocasiones no nos entendamos (y en otras nos intimida). Eso sí, nos sorprenden con su belleza. No pueden negar su lado europeo, ese que se han esforzado por conservar, está presente en todo: en su ropa, en sus ojos cejones y pestañones, en su comida…ah claro, pero el mote con huesillo se lleva la mención honorífica.

Un gitano se nos acerca (aquí abundan los gitanos) y nos quiere leer la suerte. Me niego a pensar que nuestro futuro está dibujado en nuestras manos, pero los gitanos son unas personas muy persuasivas y tengo miedo que nos lancen una maldición voodoo ¿Y después de eso qué nos queda? En momentos así sólo queda caminar; esa es la mejor manera de conocer Santiago. Debemos empaparnos de las calles, no importa la dirección ni el miedo a perderse; recuerda que entre más caminemos al sur paulatinamente llegaremos al norte, a casa. Por suerte no nos hemos perdido, es raro, pero siempre llegamos al hotel sin saber cómo.

Esas pelusitas que flotan en el aire nos han estado perturbando. Que bueno que tú también las ves, porque sino pensaría que me estoy volviendo loca ya que la gente aquí parece no percibirlas. Me la he pasado dando manotazos al aire tratando de agarrar una.

Al fin nos vamos más al sur, los andes nos observan y nos custodian. El paisaje nos recibe con sus verdes viñedos que aún no han florecido. Ante tanta belleza uno se siente un poco insignificante; pero para qué pensar en eso, mejor hay que reírnos del extraño baño del camión.

Llegamos al congreso, en la ciudad de Rancagua, hacen su aparición escritores chilenos, argentinos, colombianos, ecuatorianos, estadounidenses. Y aparece la frase que no nos cansamos de repetir: somos como niñas sentadas en la mesa de los grandes. Inicia la convivencia. Es curioso, parece que todos hablamos idiomas diferentes por lo que hay que aclarar algunas palabras para evitar los malos entendidos. Al hablar con todas esas personas y escucharlos hablar con tanto amor de sus países, nos llega el complejo del extranjero. Cada vez que dicen Sor Juana, chile chipotle, Ciudad Juárez, Tijuana, México… quisiéramos tener una matraca y sonarla con orgullo.

En Sewell, la ciudad minera, el aire se torna frío y contaminado. No podemos evitar pensar que los pulmones se nos llenan de cobre. Ciudad fantasma, escenario perfecto para una película zombie. Empezamos a inventar miles de historias; tu me dices que si retrocedemos en el tiempo pides llamarte LeFleur. Pero la que más me gusta es nuestra versión de que ahí es la casa de EL DIABLOU, porque sólo él puede vivir en un lugar tan alejado, misterioso y frío.

El viaje llega a su fin con nuestro avión cruzando el océano hacia el norte. Y sí, en algún momento extrañé la patria, pero nunca me sentí perdida; quizá porque estabas conmigo.





4 comentarios:

SIMPLEMENTE IO ... dijo...

holaaa que cheveres fotos usas pues... muy lindo mexico exitos.

maría dijo...

sempai: te amo, jejeje. fue un placer viajar contigo, ahora si geográficamente. aunque eso si, me carcajee igual, no me faltó tu buen humor y entendimiento.

y pues a darle, vamos por otra beca y más apoyos.

abrazooooo!!!!

Darío Rayo dijo...

hey ayudame y el univers será muy bueno contigo

Aquiles Digo, antes Jordy dijo...

Triquis querida, qué increíble reseña. La disfruté muchísimo, casi podría decir que leía y la iba saboreando, de inicio a fin, coma por coma. A pesar de que apenas nos hemos visto una sola ocasión, de verdad que siento cariño y empatía por ustedes y me encanta saber que están para cosas grandes. Feliz inicio de año. Un abrazo y gracias por todo.