28 abril 2009

Yo no les voy a hablar de la influenza

Ya es un tema muy gastado y me da flojea. Mejor les daré la recomendación del mes.

Es común que las personas como yo, que creemos en todo y a la vez en nada, cambiemos de ídolos como cambiamos de ropa interior. Y es que es verdad, somos altamente impresionables (¡miren, un coche azul!). Es por eso que cada que veo una nueva película o anime, cuando escucho un nuevo disco o leo un nuevo libro que me impresiona no puedo sino decir: (inserte el nombre del director, guionista, creador o banda en cuestión) es dios. Y le rindo culto ferviente a ese dios hasta que, como era de esperarse, llega alguien que me impresiona más y entonces lo proclamo mi nuevo dios. Lo sé, llevo una vida muy triste y superflua.


Lo cierto es que hay dioses a los que nunca cambio (como al creador de los nachos o a Matt Groening) y últimamente está entrando a esta categoría de los dioses permanetes Takeshi Kitano.

Conocí a Takeshi Kitano gracias a un amigo que me mostró la luz con Brother, película que hace que Quentin Tarantino (uno de mis antiguos dioses) parezca un idiota jugando a hacer películas. Kitano simplemente lleva la violencia a otro nivel. Pero justo cuando creí que no podía impresionarme más, apareció Dolls; donde deja de lado a las historias de yakuzas para mostrarnos tres pequeñas historias de amor unidas sutilmente.

¿Que qué tiene esto de novedoso? Pues que no son historias de amor cursis y ñoñas que empalagan y provocan ganas de vomitar; sino tres historias que muestran el lado más triste y desinteresado del amor, de ese que se da sin esperar nada a cambio o sin medir las consecuencias de los actos. Todo esto enmarcado en bellos paisajes que evocan al antiguo teatro de marionetas llamado bunraku. Aunque esta película está cargada de simbolismos y referencias al folclore japonés, Kitano crea un discurso cinematográfico universal donde el amor, la compasión y la redención sirven de eje en cada una de las historias.

Pero lo que más me sorprendió es que Takeshi Kitano, quien tenía al género yakuza como carta de presentación, haya podido crear algo totalmente diferente a lo que había hecho antes; que haya podido reinventarse; que todo lo haga tan jodidamente bien.

2 comentarios:

Taquero Narcosatánico dijo...

Y espera a ver Takeshis. Eso ya no es reinvención, eso es "otra cosa".

La Rumu dijo...

Uh, me encanta ese director y Dolls en particular es una joyita.
Quien no la haya visto SÁLTESE mi comentario eh... Qué tal la escena en que el sujeto se queda sin ojos como su amorcito?
Salud!